Punto Grace

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domingo, 29 de noviembre de 2015

El camino hacia la cartera y el bolso modernos

Actualmente las carteras y bolsos están fuertemente identificados como accesorios femenino. Nos acompañan donde sea que vayamos, complementando nuestro atuendo y conteniendo todos los objetos que necesitamos estando fuera de casa. Esta necesidad de llevar con uno mismo tanto objetos personales y medicinas como bienes de intercambio donde sea que uno fuere apareció ya en las primeras civilizaciones, tanto en hombres como en mujeres. De esta forma, ya desde la antigüedad las carteras y bolsos acompañan a la humanidad en su vida diaria.

En el año 1991 fue hallada en los Alpes italianos la momia humana natural más antigua de Europa. Bautizado Ötzi por la zona donde fue hallado, se calcula que fue un hombre que vivió hacia el 3300 a.C. Actualmente tanto él como sus pertenencias se encuentran expuestos en el Museo Arquelógico del Tirol del Sur, en Italia. Entre sus pertenencias, se halló un bolso con una correa para colgarse del brazo que contenía herramientas para permitirle estar varios días en la montaña. Allí tenemos nuestro primer bolso de la historia.

Bolso de Ötsi
Bolso de Ötsi
A su vez, en Egipto se encontraron jeroglíficos que muestran figuras masculinas con unos bolsos pequeños atados a la cintura. Se cree que eran utilizados para transportar semillas para las plantaciones o, en el caso de los cazadores, para transportar sus presas.


En la Edad Media era costumbre, tanto para hombres como para mujeres, llevar consigo un pequeño bolso atado a la cintura. Dicho bolso solía estar realizado a partir de un trozo circular de cuero o de género que se cerraba mediante un cordón. No sólo se utilizaban para transportar monedas, los había asociados a los festejos maritales, con bordados que hacían referencia a historias de amor, también se utilizaban para guardar alimento para los halcones en la caza, con fines eclesiásticos para llevar rosarios y otros elementos piadosos y diversos usos más.

Bolso medieval francés
Bolso medieval francés


Hacia finales de la Edad Media, entre las clases más poderosas, comienzan a incluirse estructuras de metal en los bolsos y estos comienzan a variar de forma.

Durante los siglos XVI y XVII, las mujeres comenzaron a llevar vestidos cada vez con más tela y faldas cuyas dimensiones comenzaron a crecer desmesuradamente. Esto imposibilitó seguir llevando un bolso atado a la cintura, de forma tal que las mujeres comenzaron a utilizar los bolsos debajo de las faldas. Los hombres también pasaron a llevar los bolsos debajo de la ropa y, con la invención de los bolsillos en 1670, comenzaron a utilizar pequeños bolsos para llevar dinero que paulatinamente evolucionaron en las actuales billeteras. Siendo una época de escasa higiene personal, uno de los usos frecuentes para estos pequeños bolsos debajo de la ropa era el de contener polvos aromáticos o bolitas de algodón perfumado.

A partir de la Revolución Francesa, las opulentas vestimentas asociadas al antiguo régimen comenzaron a quedar atrás. El descubrimiento arqueológico de la ciudad de Pompeya también colaboró a que las faldas abultadas fueran volviéndose cada vez menos populares en favor de vestimentas más angostas y esbeltas. Esta nueva moda no permitía continuar llevando bolsos o bolsillos debajo de la ropa por lo que los bolsos salen al descubierto nuevamente. Las mujeres comienzan a llevar bolsos de mano denominados retículos o indispensables, sugiriendo ya una dependencia de las mujeres en sus bolsos.

Dama con retículo, Journal des Dames et des Modes 1799
Dama con retículo, Journal des Dames et des Modes 1799

A partir de la expansión del ferrocarril y la mujer volviéndose cada vez menos sedentaria, fue necesario un nuevo elemento de material más resistente y duradero y que permitiera llevar más elementos que los que se portaban hasta el momento. Es así que surge, a mitades del siglo XIX, la cartera y los bolsos modernos.

Cartera Artesanal Punto Grace

Cartera artesanal Punto Grace


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