Ya estamos en época navideña y muchos hogares de todo el mundo ya se encuentran decorados con arbolitos navideños. Hoy vamos a adentrarnos un poco en los orígenes de esta tradición mundialmente conocida y que muchos de nosotros venimos practicando generación tras generación.
El solsticio de invierno, que en el hemisferio norte ocurre cada año entre el 20 y el 23 de diciembre, es el momento del año a partir del cual las noches comienzan a ser más cortas y el día comienza a hacerse cada vez más largo, anunciando así la próxima llegada de la primavera y el verano. Históricamente, esta fecha fue interpretada como el comienzo del fin del invierno, convirtiéndose en una celebración importantísima para muchísimas culturas en todas partes del mundo, ya que representaba el retorno de la época de cosechas y la victoria de la vida sobre la muerte. Uno de los símbolos utilizados ampliamente en estas celebraciones eran las plantas siempreverdes, ya que por poseer hojas vivas durante todo el año, representaban por excelencia un símbolo del triunfo sobre la muerte. Y esto es precisamente lo que perduró hasta nuestros días en nuestras decoraciones navideñas bajo la forma de guirnaldas de siempreverdes en las ventanas y paredes, muérdagos en las puertas y pinos y abetos navideños.
El solsticio de invierno, que en el hemisferio norte ocurre cada año entre el 20 y el 23 de diciembre, es el momento del año a partir del cual las noches comienzan a ser más cortas y el día comienza a hacerse cada vez más largo, anunciando así la próxima llegada de la primavera y el verano. Históricamente, esta fecha fue interpretada como el comienzo del fin del invierno, convirtiéndose en una celebración importantísima para muchísimas culturas en todas partes del mundo, ya que representaba el retorno de la época de cosechas y la victoria de la vida sobre la muerte. Uno de los símbolos utilizados ampliamente en estas celebraciones eran las plantas siempreverdes, ya que por poseer hojas vivas durante todo el año, representaban por excelencia un símbolo del triunfo sobre la muerte. Y esto es precisamente lo que perduró hasta nuestros días en nuestras decoraciones navideñas bajo la forma de guirnaldas de siempreverdes en las ventanas y paredes, muérdagos en las puertas y pinos y abetos navideños.
Los egipcios, llegado el solsticio de invierno, decoraban sus hogares con hojas de palmera datilera. Los druidas celtas, a su vez, usaban siempreverdes en sus rituales del solsticio de invierno, consideraban el muérdago como símbolo de la vida eterna y era costumbre entre los celtas colocar ramas de siempreverdes en las puertas de sus hogares porque consideraban que tenían el poder de ahuyentar a las brujas y a los malos espíritus. Los romanos, en honor a Saturno, el dios de la agricultura, llevaban a cabo durante el solsticio las importantes celebraciones denominadas Saturnalias. Durante estas celebraciones, decoraban los hogares con ramas de siempreverdes y acostumbraban dar regalos. Se regalaban monedas para la prosperidad, pasteles para la felicidad y lámparas para iluminar el camino de la vida. Cuando el Imperio Romano se convierte al cristianismo, al igual que se hizo con muchas otras festividades, se fusionó la nueva celebración cristiana de la Navidad con la antigua celebración de la Saturnalia.
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Saturnalia romana |
En el siglo XIV, durante el medioevo, se solían representar las escenas bíblicas como obras teatrales, denominadas Misterios, para que de esta manera las enseñanzas de la Biblia tuvieran una mayor recepción. En Alemania, los 24 de diciembre, era costumbre representar en cada iglesia local el Misterio del Paraíso, que narraba la historia de Adán y Eva en el jardín del Edén. Siendo en invierno, se dice que se tomó la costumbre de utilizar un pino, especie de árbol siempreverde, decorado con manzanas, para simbolizar el Árbol del Bien y del Mal en el centro del jardín. De a poco este decorado fue volviéndose cada vez más popular y fue incorporándose a la ya tradicional decoración con ramas de siempreverdesde los hogares. La costumbre perduró y de hecho el Árbol de Riga, capital de Letonia, considerado el primer árbol de navidad documentado y que data del año 1510, es en efecto un Árbol del Paraíso.
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Emplazamiento del primer árbol navideño en Riga, Letonia. |
Cuenta a su vez una leyenda que fue Lutero el primero en decorar con luces el árbol de navidad. Se dice que una Noche Buena, caminando por el bosque, miró al cielo y la visión de las estrellas brillando entre las ramas le resultó tan hermosa que al llegar a su casa juntó ramas de siempreverdes y las decoró con velas.
En 1841, en plena época victoriana, la tradición del árbol de Navidad cruza las fronteras de Alemania y llega al Reino Unido donde el Príncipe Alberto, siguiendo la costumbre de su familia alemana, hizo colocar en el Castillo de Windsor un árbol de Navidad. En 1848 fueron publicadas en el Illustrated London News ilustraciones que representaban a la familia real alrededor de este árbol y fueron denominados The Queen's Christmas Tree in Windsor Castle. Dichos dibujos fueron luego reeditados nuevamente en Estados Unidos.
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The Queen's Christmas tree at Windsor Castle, Illustrated London News, 1848 |
Desde entonces, la imagen del árbol navideño comenzó a propagarse y la costumbre se fue arraigando en montones de países de todo el mundo.
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